Estoy segura de que has oído o leído la palabra «moodboard» más de una vez mientras navegabas en busca de inspiración, ¿me equivoco? Moodboard es otro de esos anglicismos que empleamos en marketing digital para referirnos a algo tan sencillo, y a la vez tan necesario, como un tablón o muro de inspiración visual.
Pero para responder a todas las dudas que puedas tener al respecto de estos muros, vayamos por partes:
Qué es un moodboard o tablón de inspiración
Empezar un proyecto no siempre es fácil y menos cuando ese proyecto es tu propio negocio. Hay muchas decisiones que tomar y detalles que tener en cuenta. Tantos que, si te despistas, alguno se puede quedar en el tintero. Los moodboards han venido para salvarte la vida, créeme.
Un moodboard es una técnica de búsqueda y de análisis de imágenes, conceptos, colores e ideas que te atraen y con los que podrás empezar a construir la base de la identidad de tu marca, tanto a nivel visual como a nivel conceptual.
Las personas trabajamos mejor con estímulos visuales y esa es la clave del éxito de estos tableros de inspiración: ayudarte visualmente a establecer conexiones y detectar qué es aquello que se repite en tus gustos personales que podría ayudarte a definir y construir tu marca.
Cómo se elabora tu propio tablón
Existen varios sistemas con los que podrías empezar a diseñar tu propio tablero: un panel de rejilla en la pared sobre el que vas dejando fotos, texturas, colores que te resultan atractivos y sobre los que quieres trabajar o una versión digital que puedes llevar adónde tú quieras: ¡Pinterest al rescate!
En ambos casos, se trata de que busques y crees colecciones de imágenes—bien sean fotos en las que se ven personas, paisajes, texturas como la madera o el mármol o simples tarjetas de Pantone—y localices aquello que tienen en común para empezar a definir tu propia marca.
Pasos para crear tu moodboard
Aunque puede parecer fácil, crear un buen moodboard requiere que nos paremos a analizar si las cosas que nos inspiran y nos atraen, tienen alguna conexión entre sí. Aunque es cierto que hay una fase en la que vamos a acumular imágenes, lo ideal es que mantengan cierta relación. Pero como esto requiere de varios procesos, vamos a analizarlos para que te sea más fácil empezar a trabajar:
1. Defínete:
Quién eres tú y qué quieres transmitir con tu marca. Coge papel y boli, siéntate con una bebida calentita a mano y empieza a escribir todos los adjetivos y conceptos que te definen a ti y los que quieres que definan a tu marca—ecofriendly, vegano, moderno, atrevido, etc—.
Saber qué es lo que distingue a tu marca de las demás es lo que la hará destacar y, además, es la base necesaria para poder avanzar y seguir ampliando tu moodboard de forma coherente.
2. Busca imágenes que te inspiren:
No importa sobre qué sean ni lo que representen. En esta fase tienes más libertad para recopilar todo aquello que te inspire, que te diga algo y que te trasmita sensaciones positivas. Nuestra recomendación es que estas imágenes tengan relación con esos adjetivos con los que has definido tu marca en el punto número uno, para que así después aunque tengas que hacer una labor de descarte, no te resulte abrumadora por la cantidad de imágenes que has cogido.
Sobre todo, en este momento, disfruta del proceso de buscar y sentir cómo la inspiración va llegando mientras ves (y guardas o recortas) desde la foto de una playa hasta una tipografía que te ha resultado atractiva.
3. El formato de tu moodboard:
Aunque parece un detalle sin mucha importancia, elegir el formato en el que vas a trabajar es muy importante porque condicionará después toda la labor. Puedes optar por utilizar una pared de tu despacho, un corcho de los de toda la vida o una de esas modernas (y visualmente nada pesadas) rejillas que tanto vemos en las tiendas de decoración.
Pero también podrías optar por hacerlo en formato digital, de manera que si trabajas con otras personas también puedan tener acceso a él y editarlo o añadir nuevo contenido de una forma más rápida. Sea como sea, tu tablón de inspiración dará resultados.
4. Filtra tus inspiraciones:
Es posible que en el proceso número dos hayas acumulado más imágenes de las que puedes abarcar o que algunas de ellas, si te fijas, no tengan conexión con el concepto que estás buscando. Es hora de filtrar: elimina aquellas imágenes que no presentan la misma conexión con el resto de tu moodboard y trabaja sólo con las que sí mantienen el hilo conductor.
Diseña y rediseña
Ahora que ya has hecho el trabajo duro, verás que el moodboard es un proceso que puede no acabar: permítete revisarlo pasados unos días, añadir cosas nuevas o quitar algunas que elegiste en un primer momento. Tu mooboard o tablón de inspiraicón puede ser tan flexible como lo quieras tú, no te limites y permítete (re)inspirarte.
El objetivo final de tu muro de inspiración es precisamente ese: mantenerte inspirada y creativa, ser capaz de despertar en ti nuevas ideas y actuar como hilo conductor y conexión entre tus ideas y tu imagen de marca.