Hasta hace unos años bastaba con levantar la persiana cada mañana para tener ventas, pero de un tiempo a esta parte la presencia de internet ha cambiado las reglas del juego: ahora lo que necesitas es un negocio digital.
Piénsalo: cuando has buscado un nuevo restaurante, un nuevo bar o incluso una boutique de moda sostenible ¿no has mirado sus redes sociales? ¿No querías saber, incluso antes de ir, qué pinta tenían esos sitios? Además de verlos, leer las opiniones y comentarios de otras personas que ya han ido nos ayuda a saber qué podemos esperar de ese negocio o si nos merece la pena visitarlo.
Ya no existe el lugar físico únicamente, por eso tú debes apostar por tener un negocio digital, cuya huella tanto a pie de calle como en las redes te permita captar y atraer nuevos clientes y prescriptores cuyas opiniones y feedback sirvan a otros de recomendación.

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Quiero ser un negocio digital, ¿y ahora qué?
Cada caso, lógicamente, es un mundo y las opciones son casi infinitas. Pero empecemos por lo básico: qué herramientas necesitas para digitalizarte y darte a conocer:
- Elige bien tu red social de cabecera: al contrario de lo que mucha gente piensa, no necesitas estar presente en todas y cada una de las redes. Es posible que haya una o dos que se ajusten más ti y tus necesidades. Los negocios con un aspecto más visual (salones de uñas, peluquerías, fotógrafos o floristas) es más probable que encuentren su lugar en Instagram; pero si tú te dedicas a restaurar muebles y quieres mostrar el proceso con más detalle, entonces YouTube también podría ser una buena opción.
- Actualiza con frecuencia y comparte con tus seguidores: generar contenido de interés a veces puede ser agotador, por eso mejorar la visibilidad online es fundamental. Dedícale unos días al final de cada mes para preparar las próximas publicaciones y verás que teniendo un calendario que seguir la tarea es más sencilla.
- Si puedes, ofrece servicios digitales: por ejemplo, una floristería que permite al usuario comprar o elaborar un ramo en su propia web y que, además, gestiona el envío del mismo es un ejemplo de negocio tradicional reconvertido en negocio digital. Facilita las cosas a tus clientes siempre que puedas; si hay algo que la gente no puede perder es tiempo y a veces poder realizar la gestión desde el sofá al final del día es un alivio. Si no tienes web, permite que te hagan pedidos a través de redes sociales o por correo.
- Pregunta a tus clientes: una de las claves para mejorar es recibir feedback, por eso debes preguntar a la gente que utiliza tus productos o servicios qué opinan de ellos, si les gustaría que incluyeses algo nuevo o si hay algo que mejorarían. Con toda esta información sobre lo que se demanda de tu negocio, es más sencillo saber qué puedes ofrecer a través de Internet (además de en tu local físico, claro).

¿Lo tradicional y lo digital pueden convivir?
A veces nos parece que si nos enfocamos hacia los modelos más digitales, estamos renunciando a la esencia más tradicional de nuestro negocio. Pero eso no es necesariamente así: encuentra el equilibrio entre la tradición y la modernidad y mantén disponible para tus clientes aquello que te hizo especial en primer lugar.
Sería una locura hoy en día decir que no se dispone de teléfono o de correo electrónico, ¿verdad? Y sin embargo, estas modernizaciones de cosas que ya conocíamos nos han facilitado la vida en muchos aspectos. Con tu nuevo negocio digital sucede lo mismo: tiene que convertirse en una herramienta que facilite la vida a tus clientes y que te permita seguir creciendo.
Bien sea porque generas cursos online cada mes, porque permites que pidan cita a través del móvil o porque recibes pedidos a través de una web y los gestionas con rapidez, la gente que confía en ti necesita saber dónde estás y cómo eres antes de comprarte.
Cuéntanos, ¿qué medidas vas a implementar para digitalizar tu negocio?